viernes, 12 de septiembre de 2008

Miseria digital... (Pero si el Inem te quema...)


Buf, lo que me ha costado volver a escribir... ora por falta de ideas, ora por vacaciones, ora por el shock del paro y mi mal rollo posterior. Ora, ora... Ora ríe, ora llora.
Vuelvo con el fanatismo del converso, con ganas de que la sangre corra y rezume hasta los frenos de los caballos (qué visiones más dulces maneja San Juan Evangelista en su retiro en Patmos, todo un cachondo el tío). Y es que estoy hasta los cojones.

Antecedentes: me largan del curro y estoy estudiando a la espera de que convoquen plaza para mi puesto. Estudiando sin mucha fe, todo sea dicho. Y es que nunca me gustó salir por la puerta falsa para volver a entrar, menos aún cuando mi labor ha sido impecable. Puesto que sé que tengo que pasar un par de meses como poco en el paro, decido ir con mi Certificado de Empresa al Inem a pedir lo que es mío, ni más ni menos.

Hechos: después de pasar toda la mañana (y cuando digo toda es toda: de 9 a 14 h.), descubro, no sin cierto placer masoquista, que me toca la funcionaria hijaputa (dramatis personae: muy bajita -los hijoputas de manual siempre son bajitos-, ojisapo, pelo grasoso y corto al estilo de las matronas del Este, manos gordezuelas a juego con su rollizo y poco apetitoso cuerpo y voz de que no la folla nadie). Bueno, pues este ser me marea y remarea con que si vivo donde pido las notificaciones o donde estoy empadronado, que si vete tú a saber cuál será mi tesorería, que si, que si... Que si galgos o podencos. El caso es que este ser infrahumano casi me hace llorar de impotencia y me obliga a que le relate mi vida y milagros. Por fin me dice que "ya me avisarán si ha sido aceptada mi solicitud" (¿y por qué no iba a serlo, hijaputa, si llevo dos años y medio currando con un contrato, como atestigua el impecable Certificado de Empresa que te presento? -pienso yo, cuidando muy mucho de que no se me note en la cara-) y que "no podía decirme en lo que quedaría mi demanda en cuanto a la prestación que recibiría ni cuánto me duraría esta", algo FALSO, como demuestra que a mi compañero se lo dijeran en su oficina y a mí la otra vez que cobré el paro, y a todo el mundo conocido del uno al otro confín. Por fín me dice que "en un par de días podré consultar esto en la página del Inem" (¿cómo va a ser posible que lo consulte, oh, maravilla de maravillas, si hemos quedado hace un momento que no sabemos si cobraré o no?). Supongo que será por arte de birlibirloque, como funciona todo en esta puta Administración. País.

Resultado: pasados unos días, yo, como el gilipollas digital que soy, intento mirar en la página del Inem mi prestación. Y... vaya por Dios, no existo: los datos de mi D.C. (dígito de control de mi cuenta bancaria) son incorrectos, por lo que tienen mi cuenta mal y no sé dónde coño me van a pagar. Rediós, yo y el mundo digital. Soy un ser analógico, el último humano analógico en lucha contra las huestes digitales que todo lo arruinan. Sí, es un enemigo terrible, pero moriré con el honor y el estoicismo analógico que se esperan del último de mi raza. Que no se diga que perdí Granada sin defenderla. Y el caso que no me extraña lo que me ha pasado: soy un paria digital, una persona no grata digital, un desharrapado digital: se equivocan en mi historial médico, en el DNI, en mis papeles del paro, en las nóminas del curro, en mi dirección..., coño, que no me puedo registrar como cliente ni en el Plus... Vamos, en todo lo que se haga mediante un ordenador y requiera unos datos.

Ciencia ficción: yo, como el último analógico, persevero. Y vuelvo al Inem. Y vuelvo a perder toda la mañana. Y esta vez la funcionaria es buena gente y me da un certificado con la duración de mi prestación y lo que cobraré, después de reconocerme que no conoce nada del Imperio Digital del Inem. Durante un rato pienso que es una replicante analógica como yo y le hago los gestos secretos que me transmitieron los últimos partisanos analógicos. No responde al estímulo. Aún así, ya creo que está todo resuelto y regreso al hogar... Donde compruebo, a mi pesar, que mi DC vale tanto para el Inem como un céntimo de Zimbaue... ¿Y ahora qué? ¿Vuelvo el lunes a perder la mañana?. Lo que está claro es que con este estado de nervios digitales no puedo estudiar. Y tiene gracia, porque tengo todos los papeles del paro correctos, la bendición papal, y hasta el placet del embajador... pero sigo teniendo incorrecto mi DC para esta gentuza y la duda sobre si cobraré yo mi prestación o un tal Fermín de Pelayos de la Presa. Y así no puedo estudiar.

Seguiré informando (si no me da por irme a vivir al Inem, que ya lo tengo decorado con posters y todo del tiempo que paso allí).


2 comentarios:

Máximo dijo...

Glorioso post compañero. Me he metido tanto en la lectura que a mitad de camino he tenido que encender un lucky para aguantar la tensión INEM.

Virgencita, virgencita, que me quede como estoy... miento, seguiré afiliado a ONLAE.

Anónimo dijo...

Y es que ser analógico resulta duro...