miércoles, 28 de mayo de 2008

Montero Glez, Peter Pan, Cuervos, Trotamúsicos... mi cuerpo va languideciendo


Cojonudo. Es un escritor cojonudo. Punto y final. No admito discusión a esto. Hasta hace poco no conocía a "Monterito" -que es como le llama Dragó-, pero entre varias alusiones a sus escritos en el programa de libros del escritor predilecto de los Def con Dos y alguna referencia a su obra y a su figura en la recopilación de artículos de Reverte Patente de corso (que le califica como "escritor maldito" y dice que "le encantaría tener la prosa de ese hijodeputa") me empezó a resultar una figura muy atractiva. Mi asesora literaria me regaló sus cuentos -Besos de fogueo- y la verdad... Me ha parecido impresionante. Escribe con las tripas el muy cabrón. Las espanzurra por todo el libro. Vacía en él sus intestinos... y lo hace de tal manera que crea cosas bonitas. Bang-Bang, a quemarropa, nada de hostias al aire. Es un cruce entre Roberto Iniesta y Lichis con un poco de Sabina y Camarón. Pero escribidor, que no musicador. Creo que su lectura es imprescindible. Un meteoro. No creo que se haga famoso para el gran público en su puta vida... da igual, leedlo. La gente que crea cosas bellas con sentimientos bajos, mugre, adicciones y miserias es poca y hay que respetarla. Picasso creó el Cubismo con mierda y sigue ahí, de por sí: cuando el malagueño entró en el Museo del Hombre en Trocadero lo que vio fue el arte de los pueblos salvajes -para el ojo occidental-... arte compuesto por elementos orgánicos que se descomponen, se pudren... y huelen. Picasso se fue de Trocadero. Poco después pintó Las señoritas de Avignon (1907), cuando aún sentía en su cabeza el aroma del metano... Montero Glez es puro metano. Inflamable.
Lo que no está tan claro es que Montero Glez haya leído a Lewis Carroll... Un día quedó con Alicia en un chat y la dejó plantada, le daba que era un poco estrecha. Nada se sabe sobre si conoce a Peter Pan. Ni a los Trotamúsicos. Sus cartapacios no guardan rastro de Nunca Jamás. Él sale poco del Barrio de las Injurias... y cuando sale es para ir a Zahara a la almadraba... o a alijar. Dicen que de vez en cuando sale a volar con los Cuervos, siempre entre las 6 y las 10 de la mañana -cuando les brilla el plumaje-. Estuvo con ellos, dicen las malas lenguas, sanfermineando un año y les contó muchas historias. Entre una sosa Wendy y una marchosa Campanilla elige la misma que tú. Que Peter Pan se quede con Wendy. Tal vez casta, tal vez pura. El problema es que Peter Pan no crece, pero enmohece. Y los cuervos cada vez que salen a volar se resfrían con el airecillo de la libertad, les entra sinusitis. Más kilómetros entre ala y ala que la mariposa monarca, eso es lo que les pasa. Los Trotamúsicos no dudan: ellos sí han subido al árbol más alto que tiene la alameda. Saben que a Wendy se le pasa el arroz y a Peter Pan le da hostias Garfio hasta en el cielo de la boca. Ellos no languidecen, pero ahora mismo están en crisálida. Esperando a la época de lluvias. Se juntan con los Cuervos y a veces comentan. Se han cansado de esperar a que Wendy deje al subnormal de Peter Pan (que, recordemos, no languidece: enmohece). El Barrio de las Injurias es país para viejos cuervos: no va mucho Peter por allí. Y cuando va le roban la cartera. Y paga todas las rondas.

viernes, 23 de mayo de 2008

Nos volveremos a encontrar después de casi cinco años... (Juez iluminado, usted no necesita dinero)


Parece que fue ayer... pero fue hace casi cinco años... Yo era tan viejo como ahora, pero con menos barba. Igual de joco. Igual de mala hostia. Menos dinero. Sabor aún en la boca de los cigarrillos Krüger, tabaco mitad negro y mitad rubio que sabía a C.O.U., a miseria y a ganas de escapar (ni idea de qué ni adónde). En esa época era un impenitente fumador de Gold Coast -sí, la historia de mi vida se puede seguir mediante mis marcas de tabaco y mis compañías de telefonía, como si eso fuera realmente a cambiar algo, pedazo de imbécil-. Ya era alto. Y pobre. Y golfo. Y me las sabía todas, menos las que me tenía que saber. Igualito que ahora.
Algunos no cambian, coño. No todo fluye y demás imaginería tonercista...

No llovía, diluviaba.
Hacía frío de cojones.
La Cubierta de Leganés me parecía que estaba más allá de donde nace el arcoiris... cuestión de perspectiva, supongo.

Fue genial.
Concierto inolvidable, compañía fantástica...
Congelación extrema. Aterido.
Abotargado de alcohol barato. Kalimotxo con Don Simón.

Ese día me di cuenta de que escuchaba a un escritor desgarrado y lleno de demonios. Y yo quería escribir como él.

Me juego el tipo mirándote a los ojos,
salgo corriendo a meterme en remojo.
Me has alterado poniéndote a mi lado,
yo que vivía tan feliz en un tejado.