martes, 25 de septiembre de 2007

Felicidad... (y que dure)


Pues si... FELICIDAD!!!!!.
Eso es lo que siento.
Así me encuentro.
Y así lo cuento.
Realmente no se por que esta sensación de paz, de tranquilidad, de encontrarme bien... Puede que sea por la vacaciones con Piru, que han sido fantásticas (y es que es difícil que algo que se haga con Piru no salga bien); puede que sea por encontrarme muy descansado; puede que porque haya conocido a alguien que me merece la pena... ¡Vaya usted a saber!. No se el motivo, pero el caso es que estoy bien y pretendo que dure.
Por lo demás, todo igual: el puto piso y su venta, el futuro laboral incierto... pero ahora mismo todo eso pasa a un segundo plano.
Tan sólo es cuestión de navegar. Días buenos y días malos... pero días.
Otro día algo más interesante, hoy no es el momento.

viernes, 14 de septiembre de 2007

¿A que tienes miedo?


Esta preguntita aparentemente simple me la hicieron anoche mirándome a los ojos... y desde entonces ha rondado por mi cabeza...
Hace menos de un año creía que sólo tenía miedo a los perros grandes con pinta de asesinos, a los dentistas, los hospitales y a las atracciones de feria que te ponen cabezabajo. Amén de que me tomaran por imbécil.
Después de mucho meditarlo, he llegado a la conclusión de que me la suda que me tomen por idiota (creo que incluso lo fomento). Básicamente porque quien lo suele hacer normalmente es más idiota que yo, no sabe nada de mi vida y a mi la suya no me importa una mierda.
Con los dentistas es más complicado... creo que he superado el pánico a las intervenciones sencillas, pero supongo que el día que me tengan que sacar una pieza montaré un número de los míos en la consulta (quien no me ha visto en uno de mis ataques megadramáticos seguramente no es capaz de imaginarse la escena... pero suelen ser unas actuaciones entre desesperantes y graciosísimas para el que las ve desde fuera).
Lo de los hospitales, los perros del Averno y los Dragon Khan y demás parientes por ahora lo doy por imposible.
No obstante, dando vueltas al tema, veo que tengo unos miedos que antes creo que no me planteaba... tal vez se deba al proceso de maduración que he sufrido en algunos aspectos en los últimos meses (ojo, digo en algunos aspectos). Así, creo que me veo capacitado para afirmar que tengo unos nuevos fantasmas:
-Ver sólo el programa de Iker Jiménez.
-No estar a la altura de las circunstancias en lo que me planteo o propongo.
-Fallar a los míos.
-Quedarme atascado en el tema de la venta del piso (¡Quiero venderlo ya!).
Y, ante todo, tengo miedo a volver a ilusionarme por algo/alguien y que se me vengan abajo los palos del sombrajo (llamemos a esa vana ilusión pisito, trabajito, una chica... da igual).
Pero... todo tiene solución: la misma persona que me planteo esto me dijo que en la vida hay que arriesgarse... Y que razón tiene. Sin riesgos el barco sigue siempre en el mismo puerto. No navega. Vivir es navegar. Sin riesgos no hay vida que merezca la pena ser vivida.

Y mañana me voy de vacaciones a lo Pocholo con uno de los compañeros ideales: Piru. El día 26 volveré a las andadas. Ya será otoño. Habrá que hacer balance del verano... pero todo a su debido tiempo. Ahora toca de nuevo navegar.

jueves, 13 de septiembre de 2007

Tres canciones...


...sin mucho más que añadir, sólo que me gustan muchísimo desde que descubrí a Sabina con 13 ó 14 añitos... Las tenía olvidadas, pero hoy mi compañero de curro ha metido los discos en mi ordenador y desde entonces las habré escuchado 30 veces por lo menos (a veces soy tan machacón). Pertenecen a su disco Hotel, dulce hotel (1987) las dos primeras y la última al disco Ruleta Rusa (1984).

Besos de Judas
No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar
da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”
se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas,
¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?
Nunca me dice ven, siempre se hace esperar,
de noche como un sueño tarda en venir,
dibuja nubes con saliva y carmín,
cobra caro cada abrazo que da,
no acostumbra a fiar.
Cuando gritos de alarma suenan por la ciudad,
cuando los sabios dicen “no hay solución”
ella pretende que hagamos el amor
en una cama de cristal
a orillas del mar.
Yo que siempre traté de aprender a barajar
los naipes al estilo del triunfador,
ahora me veo jugando de farol
mientras su manga esconde un as,
sale siempre a ganar.
Cuanto más le doy ella menos me da,
por eso necesito ayuda,
aunque sea de Judas…
bésame un poco más.

Amores eternos
Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla;
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa;
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.
Conservo un beso de carmín que sus labios dejaron
impreso en el espejo del lavabo,
una foto amarilla, un corazón oxidado,
y esta sed del que añora la fuente del pecado.
Antes que la carcoma de la vida cotidiana
acabara durmiendo en nuestra cama,
pagana y arbitraria como un lunes sin clase
se fue de madrugada, no quiso ser de nadie.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa;
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.

Eh, Sabina
Como fumo demasiado
mi voz se empieza a quebrar,
sueno tan desafinado:
si-do-re-mi-fa-sol-la,
Vivo del cáncer a un paso
sin hacerles caso a
los que me dicen “eh, Sabina”
ten cuidado con la nicotina.
No me des vitaminas, no,
dame fuego y rock and roll.
Como bebo demasiado
y no me se controlar
del trabajo me han echado
por falta de seriedad.
Que me pongan otro vaso
no pienso hacer caso a
los que me dicen “eh, Sabina”
ten cuidado con el Paternina.
No más vino de quina, no,
dame tinto y rock and roll.
Como salgo demasiado
con chicas a vacilar
me he quedado tan delgado
como un papel de fumar.
Gozando las noches paso
sin hacerles caso a
los que me dicen “eh, Sabina”
ten cuidado con la Josefina.
Leche con aspirinas, no,
dame sexo y rock and roll.
Todos me dicen “eh, Sabina”
ten cuidado con la nicotina,
eh, eh, eh, Sabina,
ten cuidado con el Paternina.
eh, eh, eh, Sabina,
ten cuidado con la Josefina.
Naranjas de la china, no,
dame sexo y rock and roll.

Sin más, espero que os gusten estas letras... a mi me parecen francamente buenas las dos primeras. La última es una declaración de intenciones. Punto.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Castilla y sus perdedores... (Oda y Requiem)


Para empezar un poquito de Historia (si, con mayúsculas): ¿Que coño es Castilla?, ¿Cuando surge?, ¿Que tiene de especial esta tierra?. Bueno, puede parecer un poco coñazo, pero voy a intentar explicarlo en pocas palabras y casi sin fechitas de esas que sólo sirven de referencia a los historiadores... Castilla -en un principio un condado- era un área geográfica dependiente del Reino de León y repoblada a partir de finales del s. VIII (vamos, que poco después de la invasión musulmana). Sus primeros pobladores fueron cántabros, vascones y foramontanos -gentes de la zona interior de Cantabria seguramente-. Estas gentes se asentaron en la zona norte de Burgos y Palencia y sur de Álava, territorios que en estos momentos formaban la frontera de facto con Al-Andalus. Las gentes que se asentaron aquí desarrollaron un lenguaje romance propio: el castellano y se regían por unas leyes diferenciadas de las leonesas (el Fuero Juzgo romano-visigótico). Estas leyes, atención, estaban basadas en el LIBRE ALBEDRÍO y la tradición, siendo la ley impartida, según la tradición, por los míticos Jueces de Castilla.
Bueno, pues con esto ya tenemos las características principales de los castellanos: su independencia en lo político (aunque dependientes al principio de Oviedo y de León, estas ciudades estaban tan lejos...) y en su forma de pensar, basada en unas leyes no escritas y en sus propios razonamientos. Otra característica importante es que este territorio es tierra de frontera y, claro, hay que defenderla...y ¿que mejor para defender una tierra que hombres libres que saben que esos miseros terrones de tierra que destripan con las manos son suyos?. Pues eso, hombres libres que se defienden como fieras ante cualquier intento de invasión. La última característica que forja el alma castellana y seguramente la definitiva viene marcada por el clima y el recio paisaje: esos espacios abiertos, de horizontes infinitos y de casi imposible defensa han tenido mucho que ver con que esta sea una tierra de hombres que solamente se sometían a Dios y a su rey -y por este orden-. Desde un principio condes y reyes otorgaron privilegios y libertades a cuantos osaban instalarse en estas vastas llanuras calcinadas por el sol en verano y heladas como su puta madre en invierno... y es que ¿quien si no por el privilegio de la libertad hubiera osado instalarse aquí pudiendo hacerlo en las fértiles tierras del Levante o en los verdes valles de clima menos áspero del norte?. Si alguien no entiende esto, que se pase una temporadita sin calefacción en el Páramo de Masa -Burgos- en enero o en Tierra de Pinares -Segovia- en febrero y que luego me diga si no se le endurece hasta el alma.
Bueno, en definitiva: gente libre, luchadora, cabezota (hay que serlo para intentar hacer fertil semejante tierra), que no se deben más que a sí mismos y a los suyos, duros, fuertes, correosos, secos como sarmientos... y todo esto se precipita a partir del 931 d. C. con el conde Fernán González: ya dejan de depender de León, ahora Castilla es un condado independiente (y posteriormente un reino).
En fin, parece que este pueblo, iba camino de ser el pueblo elegido... pero que va: esta tierra no ha tenido más que perdedores, gloriosos si, pero perdedores: no han recibido nada más que hostias y engaños... y esta es la última característica castellana, que se ve aún en los ojos de su gente: el saberse perdedores, olvidados, engañados, estafados... y saber llevar eso con dignidad y grandeza, con una altura moral que les hace vencedores en cada una de sus derrotas...
¿Que el Rey de León destierra a Rodrigo Díaz de Vivar El Cid fuera de Castilla por encarnar todo esto? Pues no pasa nada, Rodrigo, como buen castellano, aprieta los dientes, mira al infinito y se va seguido de sus incondicionales sin hacer ni un ruido... y conquista Valencia con su mesnada ¡con dos cojones!... pero él sabe que es un perdedor, que no podrá volver a Vivar a cazar en su páramo con los halcones.
¿Que hay que hacer comulgar a toda Castilla con ruedas de molino? Pues no pasa nada, que para eso está: y si alguna ciudad se niega a votar en Cortes el servicio que necesita el puto Carlos I para hacerse coronar emperador en Alemania pues se la amenaza o soborna, que para eso los castellanos son idiotas. Eso si, Carlitos, lo que no contabas era con una revolución como la comunera (si, revolución, las rebeliones son de exclavos). Él, que iba dando hostias por toda Europa a poderosos países e incluso a la Iglesia se encontró la horma de su zapato en el corazón de su Imperio: al monarca más poderoso del mundo estuvieron a punto de tumbarle una banda de zapateros, herreros, pellejeros, aguaciles, esquiladores, impresores, pelaires... pero libres, que no se te olvide Carlos. ¿Y al final? pues lo de siempre: promesas, engaños y Padilla, Bravo y Maldonado sin cabeza... derrotados después de haber hecho tambalear el Imperio. Orgullosos, si... pero muertos.
¿Y si Perico ha sido el ciclista que más gente congregaba en la televisión, el que más subía, el más atrevido... por que no ganó más cosas? Pues es evidente: porque era castellano, él lo sabía y no luchaba contra ello... y si el día que sale una crono del Tour llega tarde por quedarse tomando un café con unos amigos pues no pasa nada: disfruta de tu gente, que algo te pasará para que no ganes la carrera, castellano de mierda ( y recuerdo de otra vez que se rompió la clavícula... y tantas otras: ¿fatalidad castellana?).
¿Y si en la famosísima Transición atracan a Castilla y la roban provincias y a nadie se le pasa por la cabeza que sea una región histórica alguien se queja? Pues por supuesto que no, que somos castellanos, coño: mirada perdida en el infinito, puños de tan apretados clavando las uñas en las manos, mandíbula rígida, lágrimas para dentro y a callar, que aquí hay castellanos, hostias. Y un castellano no se queja. Pero tampoco olvida... Ya vendrán las oscuras golondrinas.
Pues eso, que entre mis perdedores es donde me siento bien: alejado de gente que tiene esto o aquello, que sabe esto o lo otro... gente humilde, sencilla. Castellanos. Perdedores. Benditos perdedores.
Alli moriré después de haber cogido una pulmonía cogiendo cangrejos. Y seré feliz. Perdedor, pero contento.