No se bien el motivo, la causa...pero esta película y todo lo que la rodea me atrae poderosamente...
Todo empezó cuando la fui a ver en el 96 al cine Excelsior de Vallekas -hoy un flamante bloque de pisos de la nueva burguesía vallekana- con Héctor, uno de mis mejores amigos del barrio en ese momento (lo último que se de él es que se abrió camino a trancas y barrancas como biólogo). Eran momentos de 500-1000 pesetas el finde, con las que hacíamos bote y nos daba para kalimotxos, tripis a compartir entre cuatro, tabaco y algo de hachís...eran los tiempos en los que no creíamos que saliéramos del guetto (en ese tiempo Vallekas era otra cosa a lo que es ahora), eran los tiempos en los que íbamos con zapatillas del Alcampo y cuando salíamos fuera del barrio nos miraban con miedo o con asco...eramos...¿basura?. No se...puede ser, o así nos sentíamos muchas veces...puede que fuera por todo esto o que no tuviese nada que ver, pero el caso es que la película fue una hostia en la cara: esos colores (gracias Boyle), esa música (fantásticos Iggy Pop y New Order), ese magistral guión de John Hodge (nadie adaptó jamás una novela tan difícil de adaptar como la de Welsh tan bien: se nota que los dos son cuervos viejos y saben de lo que hablan, que cojones)...todo!
El caso es que esta película me hizo pensar: en mi barrio yo ya había visto muchos yonkis demacrados, pero eran unos seres grises e inertes, nada que ver con el nihilismo bilioso de estos personajes...y es que, creo que aquí empecé a ver esto, siempre hay un último gancho donde agarrarse cuando crees que no puedes subir: la rabia, el creer en ti...cualquier cosa en un momento determinado te puede sacar de tu agujero vital o moral. Era gente sin nada, pero con los ojos llenos de vida (si una vida destructiva y nefasta, pero vida y lucha).
Y algo más: el mundo está cambiando, las drogas están cambiando, la música está cambiando, la gente está cambiando...dentro de unos años no habrá hombres ni mujeres, sólo gilipollas. Esta es una máxima de la película que siempre he tenido clara...pero que sin embargo no me he aplicado la mayoría de las veces...y ahora soy un cuervo viejo, un inadaptado voluntario (eso la gente no lo entiende, pero que más me da)...pero consciente de que el mundo se está llenando de gilipollas. Y yo los miro desde mi rama.
P. D.: y al final ni sinopsis ni pollas, pero que coño, es mi blog y hablo de lo que me da la gana...espero un día tener ánimo para analizar los libros de Welsh, pues lo merecen.
Todo empezó cuando la fui a ver en el 96 al cine Excelsior de Vallekas -hoy un flamante bloque de pisos de la nueva burguesía vallekana- con Héctor, uno de mis mejores amigos del barrio en ese momento (lo último que se de él es que se abrió camino a trancas y barrancas como biólogo). Eran momentos de 500-1000 pesetas el finde, con las que hacíamos bote y nos daba para kalimotxos, tripis a compartir entre cuatro, tabaco y algo de hachís...eran los tiempos en los que no creíamos que saliéramos del guetto (en ese tiempo Vallekas era otra cosa a lo que es ahora), eran los tiempos en los que íbamos con zapatillas del Alcampo y cuando salíamos fuera del barrio nos miraban con miedo o con asco...eramos...¿basura?. No se...puede ser, o así nos sentíamos muchas veces...puede que fuera por todo esto o que no tuviese nada que ver, pero el caso es que la película fue una hostia en la cara: esos colores (gracias Boyle), esa música (fantásticos Iggy Pop y New Order), ese magistral guión de John Hodge (nadie adaptó jamás una novela tan difícil de adaptar como la de Welsh tan bien: se nota que los dos son cuervos viejos y saben de lo que hablan, que cojones)...todo!
El caso es que esta película me hizo pensar: en mi barrio yo ya había visto muchos yonkis demacrados, pero eran unos seres grises e inertes, nada que ver con el nihilismo bilioso de estos personajes...y es que, creo que aquí empecé a ver esto, siempre hay un último gancho donde agarrarse cuando crees que no puedes subir: la rabia, el creer en ti...cualquier cosa en un momento determinado te puede sacar de tu agujero vital o moral. Era gente sin nada, pero con los ojos llenos de vida (si una vida destructiva y nefasta, pero vida y lucha).
Y algo más: el mundo está cambiando, las drogas están cambiando, la música está cambiando, la gente está cambiando...dentro de unos años no habrá hombres ni mujeres, sólo gilipollas. Esta es una máxima de la película que siempre he tenido clara...pero que sin embargo no me he aplicado la mayoría de las veces...y ahora soy un cuervo viejo, un inadaptado voluntario (eso la gente no lo entiende, pero que más me da)...pero consciente de que el mundo se está llenando de gilipollas. Y yo los miro desde mi rama.
P. D.: y al final ni sinopsis ni pollas, pero que coño, es mi blog y hablo de lo que me da la gana...espero un día tener ánimo para analizar los libros de Welsh, pues lo merecen.